Recuperando la memoria de Hermila Galindo

El silencio es algo que pasa tan desapercibido, pero que fractura una sociedad de manera muy dolorosa. ¿Qué significa ser feminista en un país que desde sus inicios ha silenciado voces de mujeres? El silencio se usa para controlar, reprimir y negar el derecho a existir en un ámbito social, público y político. Esta vez hablaremos de una figura femenina clave en la historia de México que ha quedado en el olvido en los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Ella es Hermila Galindo, una escritora y pionera en la defensa de los derechos sexuales, políticos y educativos de las mujeres durante la Revolución Mexicana, una voz más que trataron de silenciar. A Hermila se le reconoce como la pionera del sufragio femenino en México, pero honestamente es un 2% de todo lo que consiguió como mujer en la época posrevolucionaria del país. 

Es originaria de Durango, nació en 1886 y fue criada por su tía paterna, ya que su mamá murió cuando ella tenía 3 días. Ella creía en la democracia y estaba en contra del gobierno de Porfirio Díaz. A los 23 años inició su carrera política, cuando el gobierno de Torreón trató de silenciar un discurso que los criticaba, ella tomó el discurso en taquigrafía y comenzó a divulgarlo, así como su propaganda revolucionaria en contra del gobierno de Díaz. Más tarde, se mudó a Ciudad de México tras el triunfo de Francisco I. Madero y fue elegida para ser oradora en la bienvenida de Venustiano Carranza como ejecutivo. Dando un discurso tan original y elocuente, siendo una mujer que ocupaba espacios impuestos por y para hombres, Carranza quedó impresionado de su inteligencia y la invitó a ser su secretaria personal. 

Más adelante, inició su carrera oficial de periodista, su primer artículo lo tituló “La mujer como colaboradora en la vida pública”, hablaba sobre la emancipación de la mujer, y las invitaba a cuestionar y a aspirar a una mejor vida. En 1915, continuando con su empoderamiento a las mujeres, fundó el semanario “La Mujer Moderna”. Hermila entendía que las mujeres eran capaces de lograr muchas cosas y que la imposición social no tenía que frenarlas. Ella demostraba que las mujeres no tenían que ser silenciadas ni negadas en la esfera pública y política. 

Un año más tarde, se celebró el primer congreso feminista del país en Yucatán, Hermila mandó un discurso llamado “La Mujer en el Porvenir”, habló sobre la necesidad de que las mujeres decidieran y controlaran la cantidad de bebés que quisieran tener y propuso que se impartiera educación sexual desde la secundaria. Estaba muy adelantada para su época y muchos hombres y mujeres conservadores no aceptaron su propuesta y la criticaron, no se pudo concretar nada. 

Al mismo tiempo, redactó una iniciativa al Congreso Constituyente, en donde solicitó el derecho al voto para las mujeres, expresando la importancia de incluirlas en la vida pública.

” Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene la obligación con el grupo social, razonable es que no carezca de derechos”. Hermila Galindo 

Su iniciativa fue rechazada con el argumento de que las mujeres no estaban preparadas para hacerlo, una vez más los hombres impidieron avances significativos para las mujeres. 

Después, en 1917, fue la primera mujer candidata al Congreso y ganó las elecciones, pero, por su género, la Cámara de Diputados le negó su puesto. Hermila desafiaba el silencio y gritaba en alto, muchos espacios se le negaron, pero para ella no fueron motivo de frenar. No consiguió su puesto en el Congreso, pero, fue una de las primeras mujeres diplomáticas del país, Carranza la nombró Diplomática Constitucionalista, asistió a Cuba y Colombia para hablar sobre la política exterior mexicana explicando la Doctrina Carranza, y aprovechaba para divulgar ideas de libertad, igualdad y educación para las mujeres, así como la necesidad de unión en los pueblos latinoamericanos contra la dominación estadounidense.

En 1919 Carranza le asignó asistir a más países, sin embargo, en 1920 lo asesinaron y ella no pudo concretar su carrera diplomática. Muy triste, ella decidió abandonar sus actividades políticas, se fue a vivir a Estados Unidos, se casó y tuvo dos hijas. Años después regresó a Ciudad de México, siguió luchando para que su voz sea escuchada y en 1952 se convirtió en la primera mujer Congresista Federal, vivió para ver el sufragio femenino, y un año más tarde, el 18 de agosto de 1954 murió por un ataque al corazón esta figura tan emblemática y tan olvidada de nuestro país. 

Hermila fue una mujer que desafió el silencio impuesto, y siempre se recordará como aquella mujer que utilizó su voz para abrir caminos a más mujeres tanto mexicanas como latinas y no paró de cuestionar y desafiar el status quo impuesto en una sociedad tan tradicional. Debemos recordar que el silencio persiste en nuestra sociedad a pesar de todos los avances que mujeres y grupos vulnerables han logrado. Hermila Galindo tiene una historia que podemos conocer, pero ¿imagínense todas las voces de mujeres silenciadas que hay en nuestro país? Ahora imaginen el impacto que pudo haber tenido el país si las voces hubieran sido escuchadas. Contestando a la pregunta de inicio, para mi ser feminista en un país que ha silenciado las voces de mujeres, es reconocer que la historia que aprendí está incompleta y enterrada por el patriarcado que decidió que nuestras vidas y luchas no eran dignas de mencionar. Finalmente, significa un acto de continua resiliencia, lucha, enojo y amor, asimismo, es reconocer que la lucha es larga, pero que no estoy sola y se lo debo a todas aquellas que alguna vez callaron.