Existe una enorme incertidumbre acerca de hasta qué punto llegarán las protestas contra el regimen iraní por el caso de Mahsa Amini.
5 de abril de 2024
POR Jimena León
Publicado por primera vez, 21 de octubre de 2022
A cuatro semanas del asesinato de Mahsa Amini por parte de “la policía moral” de Irán, las protestas continúan en 24 de sus 31 provincias. La muerte de Amini se ha vuelto un símbolo y motivo de revolución dentro del país y un cuestionamiento sobre las normas y reglas que rigen al país en términos de género.
Se habla de un régimen en el que la importancia del comportamiento moral tiene la lupa sobre las mujeres, trayendo como consecuencia una ola de violencia, discriminación y violaciones a derechos humanos. Hoy, vemos una comunidad de mujeres, cuyo hartazgo y cansancio son mayores que el miedo a morir bajo represalias de su gobierno.
Entendamos que esta es una problemática cultural e interna, cuyo debate lleva ya varios años y la intervención de la comunidad internacional no va a generar ningún tipo de cambio. Cualquier tipo de transformación tiene que venir desde dentro, pero, ¿qué supone la búsqueda de un cambio interno? Que la integridad y la vida de cualquier mujer que lo busque corra peligro.
Estas protestas definitivamente representan una amenaza importante para el régimen religioso, es claro, y hemos visto la manera en la que ha respondido y los niveles de violencia extremos que ha utilizado, evitando a toda costa que se haga algún tipo de cuestionamiento o cambio. El gobierno iraní se ha enfocado en mandar un claro mensaje a niñas y jóvenes, un mensaje de opresión en la que pueden decidir vivir bajo las normas religiosas que han sido totalmente tergiversadas de su versión original, o convertirse en las próximas Mahsas.
Hace unos días, Naciones Unidas se vio en la necesidad de convocar una investigación por las crecientes violaciones a derechos humanos que se han presentado durante las protestas, específicamente, la muerte de 23 niños que se encontraban en las manifestaciones. Niños que fueron heridos por balas disparadas por agentes de seguridad. Hasta hace dos días, la cifra de personas fallecidas era de 215, de las cuales 27 son menores de edad. Así, seguimos viendo que la libertad de expresión y el derecho a protestar pacíficamente son impensables dentro de una comunidad extremista.
Una de las grandes y pocas ventajas que posee la sociedad iraní es que han perdido el miedo, y el que actualmente signifique una amenaza para el gobierno tiene un significado: que, de una u otra forma, está logrando ser escuchada. No dejemos de lado el reconocimiento que merecen y se les debe dar a estas mujeres y a su lucha en la que están dejando todo, además de estarse viendo enfrentadas a su propio gobierno para exigir los derechos humanos que nunca les debieron ser arrebatados, para exigir una vida libre de violencia, miedo y discriminación.
Existe una enorme incertidumbre acerca de hasta qué punto llegarán las protestas, y si el caso de Mahsa será uno más de los que han causado indignación y que con el tiempo se olvidan. Hay diversas razones para no ser del todo optimistas… con la presencia de un régimen así de fuerte, con los mismos comportamientos machistas desde hace siglos, y donde las élites del país son aliadas de la república islámica, se viene un gran reto para las generaciones futuras.
Las distintas formas de violencia de género a lo largo de todo el mundo cada vez son más vistas y más escuchadas, y el miedo y la represión son cada vez menores. Sabemos y somos conscientes de que es una lucha que, si llega a tener frutos probablemente no sean vistos por nuestra generación, pero “scream so that years from now, another sister won’t have to ask where in history she lost her voice”.